La creciente importancia de las ciudades en el desarrollo económico plantea la necesidad de diseñar e implementar estrategias productivas que promuevan el crecimiento económico incluyente y ambientalmente sostenible.

El nuevo énfasis de las políticas locales requiere del aprovechamiento de las economías de localización y urbanización para incrementar la productividad de las ciudades.

El desarrollo productivo local implica aprovechar las economías aglomeradas y las interdependencias que genera: se debe buscar la complementariedad, valorando la diversidad empresarial partiendo del tejido productivo existente en las ciudades.

La planeación y el ordenamiento territorial son fundamentales en una política moderna de desarrollo productivo local, toda vez que son instrumentos para orientar el desarrollo de manera articulada con la política económica y social.

El reconocimiento, desarrollo y potencialización de las economías de aglomeración implica el fomento del capital humano, en el que no basta con el fortalecimiento de la educación formal, sino también el desarrollo del conocimiento tácito y la interacción entre los actores.

Sin mejoras generalizadas del capital humano de la población, especialmente de los jóvenes, los objetivos de inclusión social y laboral de las políticas se verán truncados.

Si bien las redes personales seguirán siendo cruciales, muchas poblaciones necesitan de asesoría y servicios especializados para aumentar su empleabilidad y encontrar un empleo formal y estable.